Por: Yovinsohon
Pacheco Huacac
E-mail: yovinsohonph@gmail.com
Universidad
Nacional de San Antonio Abad del Cusco
INTRODUCCIÓN
La República en el Perú marca el fin del Virreinato
y el inicio de una cadena constante de gobiernos militares y civiles (en ese
orden). Siendo predominante los primeros. Los golpes de estado se convirtieron
en el modus vivendi de la nueva
sociedad peruana. Aparecen desde esa
fecha varios sistemas políticos, algunos muy conocidos, que podríamos enumerar, obviamente usando algunos conceptos
de la ciencia política: la más aplicada, la democracia
representativa (o burguesa); la
democracia delegativa, la que según Guillermo O´Donnell se fundamenta:
“en una premisa básica: el que
gana una elección presidencial está autorizado a gobernar el país como le
parezca conveniente y, en la medida en que las relaciones de poder existentes
lo permitan, hasta el final de su mandato… lo que él haga en el gobierno no
precisa guardar ninguna semejanza con lo que dijo o prometió durante la campaña
electoral” (O`Donnell, 1992)
Respecto a lo anterior, para Sinesio López, el
gobierno de Alberto Fujimori fue en sus inicios, un claro ejemplo (1); otra sería la democradura, que vendría a ser prácticamente todo el gobierno
restante de Fujimori por ser un régimen civil-militar; la dictadura militar,
conocida largamente en nuestra historia (ejemplos clásicos: Oscar Benavides, Manuel A. Odría, Luis Miguel Sánchez
Cerro, Juan Velasco Alvarado, etc); la
dictablanda (se habló alguna vez en
el Perú de un régimen así); la
aristocracia (que comenzó con
José Pardo y Barreda en 1904 y termina con él mismo en 1919); aunque nunca hubo
en el Perú una monarquía o tiranía. Pero todo esto escapa a lo que
se quiere mostrar aquí. Veremos algunas características de los primeros veinte
años de la iniciación de la República peruana conocida como el Caudillismo.
La independencia en general (Latinoamérica) había
creado nuevas nacionalidades, pero éstas tenían trazado un problema
fundamental: definir su futuro. El Antiguo Régimen que representaba el
Virreinato fue desestructurado para dar origen a un sistema que fue importado
del exterior. Esto incluía a todo concepto que relacionaba a la República, como
son: Democracia, Constituciones, Elecciones, Golpes de Estado, etc, que al final,
no sirvieron para el bienestar del nuevo estado
peruano que se estaba formando (2). En el Perú, los generales victoriosos de las batallas de Junín y
Ayacucho deciden tomar el poder convirtiéndose en caudillos políticos. Es así
que se inicia la participación de los militares en la política.
LA POBLACIÓN
Dentro de este periodo de acuerdo a la revisión de
documentos, hay un crecimiento en la población peruana y una lenta
urbanización. El censo de 1827 da estos resultados: la población total era de
1, 516, 693; el crecimiento anual era de 0,56 % desde 1791 hasta 1827; la
población rural era cerca del 90% y el 61,6% eran indígenas; mientras que en
algunas provincias, las cifras eran estas: Cusco 16.5%, Junín 17.3%, Ayacucho
11.7%.
LA EDUCACIÓN
“La República hereda del Virreinato una educación
prácticamente medieval, pedagógicamente atrasada y profundamente clasista” (3). Pues sí, aún se mantenía en
algunos centros de estudios la función de educar a la clase criolla, y a los
descendientes de los indios nobles. El Convictorio de San Carlos es un claro
ejemplo de dicha continuidad.
La Iglesia aún mantenía su influencia en las
escuelas, pero sólo hasta la aplicación del sistema Lancastariano a iniciativa
del libertador Dn. José de San Martín. Se empezaría a utilizar el método
europeo referente a la enseñanza en el Perú. Así, la iglesia perdería el
privilegio de controlar la educación, pues la técnica lancastariana implica que
los civiles se convertirían en maestros, dejando de lado la preeminencia de los
clérigos en las escuelas. Con respecto a la educación femenina, fue
esencialmente privada en Escuelas o a domicilio. Hubo escuelas para hombres y
otras para mujeres. Se enseña en ella primeras letras, doctrina cristiana,
costura, tejido y bordados, aritmética, caligrafía, gramática castellana,
francesa, inglesa, geografía, dibujo, piano y canto.
LA POLÍTICA PERUANA
Se concibe a la política como una actividad pública
y violenta. Los presidentes de la república son elegidos por elección congresal
o por golpes de estado. A lo largo de estos primeros veinte años han circulado
diversas propuestas de cómo sería nuestro sistema político. Así, San Martín y
Bolívar debatieron cada uno por su lado, por la Monarquía y la República. Riva
Agüero en 1822 se unió al general José de San Martín y apoyo la Monarquía
Constitucional contra la República que era defendida por Torre Tagle y José
Faustino Sánchez Carrión. Más tarde, Bolívar pregonaría la República Unitaria
contra la República Federal de Riva Agüero. En los años de la Confederación
Peruano-Boliviano, Santa Cruz defendería el presidencialismo contra el
parlamentarismo de Agustín Gamarra. Nuevamente, el mismo general Santa Cruz y
su proyecto de unificar ambas naciones (Perú y Bolivia) en una República
Liberal desencadenaron las batallas contra Felipe Santiago Salaverry y su
defensa a la República Conservadora. Finalmente, Ramón Castilla y su defensa a
la República Unitaria contra la Confederada de Vivanco.
Las ideas políticas se debaten por medio del
periodismo doctrinal. Cada diario asume una postura partidaria: Liberal o
conservadora. Son en los periódicos donde se produce el debate ideológico, así
lo muestra Martínez Ascensión (4). La polémica periodística se daba, por ejemplo, entre El Telégrafo de Lima, que era de
tendencia liberal, junto con El Penitente, El Convencional y El Playero,
que estaban al servicio de los generales José de La Mar y José Luis de Orbegoso quienes “vapuleaban” al gobierno
de Agustín Gamarra que funda en el Cuzco El
Sol. A Gamarra también lo apoyaban los diarios El
Conciliador
y La Verdad.
En el periódico La Abeja Republicana escribía
sus artículos, en defensa de la
República, José Faustino Sánchez Carrión bajo el seudónimo del “Solitario de Sayán”. El Limeño era otro
periódico que atacaba a Orbegoso y polemizaba
cotidianamente con El Telégrafo.
(Gargurevich, 2002: 26).
Nuestra historia ha visto nacer y fenecer (en este
periodo) siete constituciones políticas: 1821, 1823, 1826, 1828, 1834, 1837 y
1839. Y varios golpes de estado: 1827, 1829, 1834, 1835, 1839, 1841 y 1843, que
dieron origen a gobiernos conservadores y liberales. Respecto a la política
internacional, hubo cuatro guerras: En 1828 con Bolivia, que termina con el
tratado de Piquiza y la renuncia de José Antonio de Sucre; en 1829 se produce
la guerra con la Gran Colombia terminando con la firma del tratado Larrea-Gual
y devolviéndose Guayaquil; de 1837 a 1839 se desencadena la guerra contra Chile
en el contexto de la Confederación Perú-Boliviana; finalmente, en 1841 y 1842
se produce la guerra con Bolivia, pero Perú es derrotado en la batalla de
Ingavi, donde muere Agustin Gamarra.
Hubo varios intentos de grandes proyectos
nacionales en Hispanoamérica. La idea de nación en América estaba relacionada
con el espacio geográfico que ocupaba. Estos proyectos de Estado fueron:
1.
Las Provincias Unidas de Centro
América. Confederación de cinco estados de América Central (Guatemala,
Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica), constituida en 1823 y disuelta
definitivamente en 1842.
2.
La Gran Colombia. Nombre por el
que es conocida la República que creó Simón Bolívar el 17 de diciembre de 1819.
Comprendía los territorios de Venezuela, Nueva Granada y Quito.
3. La Federación
de los Andes. Este proyecto no logró constituirse jurídicamente.
4.
Confederación Perú-Boliviana.
Estado formado por la unión de Perú y Bolivia, tras el acuerdo final
establecido en Chuquisaca (actual Sucre), el 15 de junio de 1837, por los
presidentes de ambas repúblicas: el general peruano Luis José de Orbegoso, y el
boliviano Andrés Santa Cruz, jefe supremo y protector de esta idea impuesta
como condición a la ayuda prestada a Orbegozo contra sus rivales Agustín
Gamarra y Felipe Santiago de Salaverry. La unión perduró hasta 1839.
En este
periodo se crearan nuevos departamentos:
v 1821:
Ancash y Lima.
v 1822:
Cusco, Arequipa, Ayacucho y Huancavelica.
v 1823:
Huanuco.
v 1825: La
Libertad y Junín.
v 1832:
Amazonas.
EL CAUDILLISMO
El fenómeno del caudillismo está relacionado con el
caos que provocó las guerras de independencia en los nacientes estados de
Hispanoamérica. En el Perú es conocida como el Primer Militarismo a esta
inaugural etapa emergida de la independencia política
Criolla contra el colonialismo español: el Virreinato. Precisamente lo
que caracteriza a este periodo fue en caudillismo militar. Aparece así, el
caudillo:
“El caudillismo es el paradigma
de cualquier liderazgo político exitoso…En el caudillismo argumenta Jorge
Basadre hay que tomar en
Consideración, tanto su propia
capacidad arrolladora, como la pasividad de la sociedad” (5).
“El caudillismo republicano nació
asociado con los jóvenes militares que, como Gamarra o santa Cruz, lucharon por
la Independencia, pero luego adquirió vida propia y se convirtió en el
paradigma de cualquier liderazgo político…Sin caudillo no existe posibilidad de
eficacia en la política nacional…El caudillismo asentó sus raíces antes que en
un mesías, de un salvador, de un hombre providencial” (Galindo, 1999: 33).
Ante la carencia de Instituciones que regulen el
nuevo sistema en la sociedad peruana, el caudillo se fortalece en desmedro del
Estado y la sociedad civil. El poder que surge ante la personalidad del
caudillo no es suficiente para uniformizar las nuevas estructuras de poder
interno que se establecen en el naciente estado.
LOS
CAUDILLOS
“El caudillo es un líder regional
convertido en gobernante nacional…Es un poder independiente libre de cualquier
institución, libre de toda constricción…Tanto su autoridad como su legitimidad
estaban representadas por su propia persona y no dependían en absoluto de la
existencia de una serie de instituciones formales” (Lynch, 1993).
Así es como Lynch define al caudillo que surge en
Latinoamérica después de las guerras de independencia. Señala que las guerras
emancipadoras nutrieron al caudillo como una nueva figura política. Para Lynch:
“Los caudillos (con su capacidad
de controlar a las clases populares) representaban la solución al desorden
social, señalando asimismo que la agenda política que ellos tenían moldeó a la
nación”. (Lynch 1992: 35) (6)
Finalmente, el caudillo se había convertido en el
máximo representante del Estado en los países emancipados, que en un futuro
cercano formarían las naciones en hispanoamérica; por consiguiente, los
territorios fueron exclusivos sólo para el caudillo. Lynch nos dice respecto a
esto:
“Paradójicamente los caudillos
también pudieron actuar como defensores de los interés nacionales contra
incursiones territoriales, las presiones económicas y otras amenazas externas,
fomentando, asimismo, la unidad de sus pueblos y elevando el grado de
conciencia
nacional. Los caudillos eran representantes y a la
vez enemigos del estado nación” (Lynch, 1993: 181).
En estos primeros años de la República, hubo varios
caudillos, entre ellos, Andrés de Santa Cruz. Como todo caudillo, intentó
construir un nuevo tipo de ordenamiento social, que implicaba la fusión de
instituciones liberales, militares y andinas: La Confederación Perú-boliviana.
“Santa Cruz se pintó a sí mismo
como un legislador y describió la Confederación como un nuevo tipo de
organización estatal que crearía una cultura de paz. El se veía al mismo tiempo
como un Simón Bolívar y un Napoleón Bonaparte” (7).
Otro famoso caudillo en la historia republicana del
Perú fue Ramón Castilla. Aunque su figura y trascendencia política escapa al
arco temporal de este ensayo, es importante recalcar que fue el mayor
representante del caudillismo militar de la primera mitad del siglo XIX.
EPÍLOGO
El caudillismo se convirtió, con el tiempo, en los
tradicionales golpes de estado; es decir, en regímenes de facto (gobiernos
militares) Es por ello Para evitar algún surgimiento de tales personajes es
importante mantener Instituciones fuertes, pues el poder del caudillo surge de
la arbitrariedad en la sociedad, o sea, de Instituciones débiles. De esa
anarquía surge el caudillo.(caso Fujimori) La historia del Perú es un claro
ejemplo de que el Perú es un país de caudillos. Y que a lo largo de nuestra
historia y comienzos de nuestra vida Republicana nos consolidamos en nuestra
independencia pero dentro de un vacío político en donde las figuras de los
caudillos se alimentaron para poder satisfacer necesidades mas personales y de
grupos minoritarios que dirigían al país en esos tiempos y todo esto, por no
tener una visión futurista de nuestra independencia, Vemos; además, que los caudillos militares
devinieron en caudillos civiles.(herencia mental) Estos últimos son los líderes
máximos de los partidos políticos, que a través de su carisma y sentido
mesiánico, hacen suponer que al no existir más tal personaje (caudillo) el
partido político morirá también. ¿Pero será cierto eso?...la respuesta está en
ustedes. Es por ello la importancia del surgimiento de nuevos líderes, líderes
que tengan una visión amplia y clara de nuestra realidad peruana, que se
comprometan con la problemática de nuestro país y aporten con el desarrollo de
la misma ¿es posible?, sí; siempre y cuando nuestra sociedad en general
(académica y no académica ) decida cambiar su forma de pensar.
_____________________________
Notas:
(1)
López,
Sinesio. “Perú 2000–2001: el colapso del
fujimorismo y la transición democrática”. Revista de sociología Nº 13/14.
Pág.: 26
(2)
Marie Danielle
Demelas en “La Invención Política”
nos dice que todas esas categorías políticas traídas de Europa, no podían ser
aplicadas a Latinoamérica, ya que eran contextos distintos.
(3)
Carlos
Barriga Hernández. La educación en los
inicios de la República. Conferencia dada en la UNMSM “Repensando la
República: Tras las huellas de Jorge Basadre” el 4 de diciembre del 2002
(4) Ascensión Martínez Riaza. “La prensa doctrinal en la independencia del Perú 1811 – 1824”.
Madrid
(5)
Introducción
de José Carlos Ballón en “La tradición
autoritaria. Violencia y democracia en el Perú” Pág.: 11
(6)
Cristóbal
Aljovín de Losada. “Caudillos y
Constituciones”. Pág.: 43. Nos dice el mismo autor que el primer caudillo statu sensu fue José de la Riva-Agüero y
Sánchez Boquete que a la vez fue también el primer presidente del Perú (En
notas Pág.: 30).
(7)
Cristóbal
Aljovín de Losada. ¿Una ruptura con el
pasado? Santa Cruz y la Constitución. Conferencia dada en el Museo Nacional
de Arqueología, Antropología e Historia del Perú. Marzo del 2004.
BIBLIOGRAFÍA
Aljovín
de Losada, Cristóbal
2000 “Caudillos y constituciones. Perú 1821 – 1845”. Fondo de Cultura y PUCP
Económica.
Flores
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1999 “La tradición autoritaria. Violencia y democracia en el Perú”. Sur Casa
de Estudios del Socialismo. Lima-Perú
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1993 “Caudillos en Hispanoamérica 1800
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Grompone,
Romeo (editor)
1995 “Instituciones políticas y
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2004 “Estado y Nación en la Historia
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1995 “Historia del Poder. Elecciones y
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Jaime
Campodónico. Lima – Perú.
Gargurevich
Regal, Juan
2002 “La prensa sensacionalista en el
Perú”. Edit: PUCP. Lima-Perú.
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